jueves, 5 de junio de 2014

Behaaloteja (bamidbar 8:1 - 12:17)





A Aharón le fue confiada la tarea de disponer las seis lámparas exteriores de la menorá de modo que sus luces se proyectaran hacia el brazo central.
Los leviim se prepararon para el servicio en el Mishkán, purificándose mediante abluciones y sacrificios. Se les dijo que sólo aquéllos que tuviesen entre treinta y cincuenta años de edad tomarían parte en el servicio religioso, pero que los que tenían entre veinticinco y treinta años serían preparados para sus deberes futuros.
El primer Pesaj posterior al éxodo fue observado el día catorce de Nisán. Aquellos que estaban impuros solicitaron que a ellos también se les permitiera participar de las ofrendas de Pesaj. Una fecha especial, el catorce de Iyar, fue destinada a aquellos que estaban impuros o se encontraban a demasiada distancia en Pesaj como para llevar el Korbán (sacrificio) respectivo.
La nube del Señor alzándose desde el Mishkán era una señal para que los miembros del campamento continuaran su viaje. Moshé recibió orden de hacer dos trompetas de plata, que serían utilizadas para anunciar el comienzo de la marcha, convocar a todo el pueblo al Mishkán, dar la alarma antes de una batalla y proclamar ocasiones de júbilo, tales como las festividades de la luna nueva.
Después de casi un año en el desierto de Sinaí, si instruyó al pueblo para que viajara al desierto de Parán. Moshé le pidió a su suegro, Itró, que los acompañara, pero él prefirió retornar a Midián, su tierra nativa.
Durante el viaje el pueblo comenzó a murmurar con el liderato de Moshe. Esto despertó la cólera de Hashem, que hizo estallar un incendio en medio del campamento, provocando el terror y la destrucción. El fuego se apagó sólo después de que Moshé hubo rezado al Señor a favor del pueblo.

Sin embargo, los israelitas no aprendieron la lección. Azuzados por las multitudes ajenas que los habían acompañado en su salida de Egipto, se quejaron nuevamente, esta vez por falta de carne en el desierto. Sus murmuraciones llevaron a Moshé a sentir que la carga de dirigir al pueblo era demasiado grande como para soportarla solo. D-s respondió ordenando a Moshe que reuniera a setenta ancianos para que le asistieran en la conducción del pueblo. Los ancianos fueron reunidos y el espíritu de profecía reposo sobre ellos.
En respuesta a la queja por la falta de carne y el gusto aburrido del maná, Hashem hizo que un fuerte viento arrastrara una gran cantidad de codornices desde el mar. El pueblo juntó las aves ávidamente, pero cuando comenzaron a comerlas, muchos de ellos cayeron muertos.
Miriam, la hermana de Moshé, fue castigada con lepra por difamar al hermano. Después de permanecer una semana fuera del campamento se curó completamente.

Lilmod ULelamed

jueves, 29 de mayo de 2014

Naso (Bamidbar 4:21 - 7:89)

Fueron indicadas las tareas exactas que debían cumplir los hijos de Guershón, Kehat y Merari, y un censo reveló que ocho mil quinientos ochenta hombres entre los 30 y 50 años eran aptos para el servicio.
Todos los israelitas impuros debían ser enviados fuera de los distintos campamentos (majanot). Algunos sólo fueron trasladados de majané Sh´jiná (campamento de la Presencia Divina), y otros, de majané Leviá (Campamento de los Leviim). Los leprosos eran desplazados de los tres campamentos.
Fueron promuladas cuatro leyes relativas a los cohanim:
Si una persona confesaba tener en su poder incorrectamente una propiedad del vecino, tenía que agregar un quinto al monto original y llevar también una ofrena de culpa a D´s como expiación por su pecado. Si el dueño verdadero había muerto sin dejar herederos (esto es sólo aplicable a un converso), la restitución le era efectuada al cohén.


 El nazir era alguien que voluntariamente hacía la promesa de consagrarse completamente al servicio de Hashem por un período de tiempo determinado. Estaba obligado a abstenerse del vino y las bebidas fuertes que se obtienen de la uva; debía dejarse crecer el cabello y evitar el contacto con cualquier cadáver. Si se contaminaba accidentalmente, tenía que raparse la cabeza, ofrendar un sacrificio de expiación y comenzar a contar de nuevo el período de consagración a D´s. Cuando los días de su nezirut habían expirado, se le pedía que llevara un sacrificio, se afeitara la cabeza y quemara el cabello debajo del sacrificio. Después de realizar el cohén ceremonias adicionales, el nazir era liberado de nuevas restricciones y volvía a su forma de habitual.
Se indicaba a los cohanim que usaran una serie específica de bendiciones para el pueblo, como sigue a continuación: "¡El Señor te bendiga y te guarde! ¡Haga el Señor resplandecer Su rostro sobre ti y tenga de ti compasión! ¡Alce el Señor Su rostro sobre ti y te conceda la paz!.

El Mishcán había sido erigido e inaugurado el primero de Nisán, en el segundo año posterior al Exodo. Los doce dirigentes, cada uno en representación de su tribu, hicieron conjuntamente una donación de seis carros y doce bueyes para el transporte del Mishcán y su contenido. A los miembros de Guershon, que transportaban la tapicería, les fueron asignados dos carros y cuatro bueyes. Los miembros de Merari, a quienes se había confiado la carga más pesada, recibieron cuatro carros y ocho bueyes. Por otra parte, los miembros de Kehat no recibieron carros pues su misión era transportar las vasijas más sagradas sobre los hombros. Cada dirigente llevó idénticos presentes de vasos de oro y plata, animales para el sacrificio y ofrendas de comida en doce días sucesivos.
Lilmod ULelamed



martes, 20 de mayo de 2014

Bamidbar (levitico 1:1 - 4:20)



Durante el segundo año del éxodo de Egipto, Moshé y Aharón recibieron orden de Hashem de contar a todos los israelitas varones cuyas edades oscilaban entre los veinte y los sesenta años. Estos varones quedaron sujetos a cumplir el servicio militar. El censo reveló que seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres estaban disponibles para cumplir sus deberes en el ejército. La tribu de Leví fue excluída del censo general a causa de su misión especial en el Mishcán (Santuario).
Debía mantenerse el orden y la disciplina en todo momento, ya fuera que los israelitas estuvieran acampados o en marcha. El campamento fue dispuesto en forma de cuadrilátero, con el Mishcán en el centro, protegido en sus cuatro lados por las tiendas de los leviím. Las doce tribus fueron divididas en cuatro grupos, cada uno de los cuales tenía el nombre de su tribu principal, y todas éstas formaban el cordón exterior. Iehudá, junto con Isajar y Zevulún, estaban ubicados en el lado oriental del campamento; Reuven, Shimón y Gad acamparon en el lado sur, Efraím, Menashé y Biniamín se ubicaron en el extremo occidental, y Dan, Asher y Naftalí en el área norte. Durante los viajes de la nación, el grupo liderado por Iehudá marchaba al frente, seguido por Reuvén, Efraim y, en la retaguardia, Dan. Algunos comentaristas sostienen que todo el conjunto se movilizaba como un cuadrilátero, conservando la misma forma que tenía cuando estaba acampado.
Originalmente, los primogénitos habían sido elegidos por D-s para cumplir los servicios sagrados. Después de cometido el pecado de éiguel hazahav (becerro de oro), esta codiciada tarea fue asignada a los leviím, quienes se habían mantenido fieles al Señor en todo momento. En consecuencia, Moshé recibió orden de encomendar a los levitas el servicio del Mishcán bajo la supervisión de Aharón y sus hijos. El censo efectuado reveló que había un total de veintidos mil trescientes leviím.
A cada una de las familias levíticas - Guershón, Kehat y Merari - le fue asignada una tarea aparte en el servicio del Mishcán. Los guershonim, en el aldo occidental, eran responsables del transporte de las cubiertas del Mishcán. Los kehatim, acampados en el lado sur, trnasportaban el Arca, el Shulján, la Menorá y los mizbeijot (altares). Los miembros de Merari, situados en el lado norte, tenían la responsabilidad de transportar las tablas, los pilares, las clavijas y los cubos del Mishcán. Los miembros de Kehat fueron advertidos de que no debían tocar y ni siquiera mirar los objetos sagrados, que eran cubiertos por Aharón y sus hijos antes de ser trasladados. Elazar, hijo de Aharón, era el supervisor general del Mishcán, cuidando en particular la provisión de aceite para las lámparas, el incienso, la minjá continua y el aceite de unción.
Lilmod ULelamed

viernes, 16 de mayo de 2014

Bejukotai (levítico 26:3 - 27:34)



El séfer Vaikrá concluye con el fragmento en que Moshé contrapone las diferentes actitudes que seguirán a la obediencia o la contravención de los judíos a los mandamientos de Hashem. la adhesión a las leyes se traducía en prosperidad y paz para el pueblo. La tierra producirá en abundancia y los granjeros estarán ocupados todo el año en la siembra de semillas y el levantamiento de las cosechas. Con la protección del Señor, ningún enemigo atacará a los judíos y éstos disfrutarán la paz y felicidad.
Por otro lado, la contravención a las leyes de Hashem conducirá a la catástrofe. Si los judíos se rebelan contra D-s, serán castigados con enfermedades, hambre y los horrores del asedio de los enemigos, a los cuales seguirá el exilio nacional. Pero si los judíos se arrepienten de sus malas acciones, el Señor recordará de nuevo Su pacto con los patriarcas y los aceptará una vez más como Su pueblo.
Se analizan previsiones para aquellos que han hecho la promesa de contribuir al mantenimiento del Santuario. Si alguien consagra su propio capital o el de un miembro de us familia al Santuario, el monto que debe pagar varía según la edad y el sexo. Quien ofrece un animal casher que podría ser usado para un sacrificio en el Santuario, no puede sustituirlo por otro. Sin embargo, puede redimir un animal defectuoso pagando al cohén su valor monetario más un quinto.
La redención de una fracción de tierra entregada debía estar basada en la cantidad de años que restaban hasta el próximo iovel. Un primogénito (bejor) no puede ser destinado como ofrenda voluntaria porque ya es propiedad de Hashem. El maaser (diezmo) de producción agrícola podía ser redimido pagando su valor más un quinto, en tanto que el diezmo de animales recién nacidos (que fueron apartados para el sacrificio) no podía ser redimido.
La Torá concluye enfatizando que "éstos fueron los mandamientos dados por Hashem a Moshé en el monte Sinaí".
Lilmod ULelamed

lunes, 24 de febrero de 2014

Parashá: Pekudei: HAJEXBÓN, BEVAKASHÁ (A conta, por favor)





Na paraxá desta semana continuamos coa adecuación do Tabernáculo e a descrición dos ropaxes de Aarón. A porción describe con minucioso detalle todos os ornamentos que debe levar como Sumo Sacedote e tamén a configuración da Arca no recinto sagrado.
Sen embargo, a sidrá fai outra descrición minuciosa nada máis comezar:
“Este é o reconto do gastado para o Tabernáculo (Mixkán), o Tabernáculo de Testemuña, segundo a conta efectuada por Moisés e baixo a dirección de Itamar, fillo do sacerdote Aarón. (...)
Todo o ouro empregado na obra sagrada ven de ofrendas que suman vintenove talentos e setecentos trinta xekels sagrados. E a prata da congregación censada sumou cen talentos e mil setecentos setenta e cinco xekels sagrados (...)”
(Xemot, 38:21-25)
A Torá fai un análise comprensivo dos cartos gastados no Tabernáculo. Non hai confianza na xefatura de Moisés? Sí, é certo que esa desconfianza xa se manifestara unhas cantas veces no pasado, polo que no debería sorprendernos. O que si  é sorprendente e que en textos que rondan os tres milenios de antigüidade atopemos o que tanto ansiamos nos tempos de hoxe: as contas claras.
Non importa que falemos dunha asociación, dunha keilá ou dos orzamentos nacionais do país no que vivimos. O colectivo que sustenta o proxecto ten dereito a saber canto diñeiro se recaudou e en que se gastará. En politoloxía, chamamos “accountability” (prestar contas) á responsabilidade que teñen os dirixentes dun determinado goberno polas súas accións e á capacidade dos non dirixentes de controlar que estas accións se axustan ao determinado. Moi bonito na teoría, pero, como podemos comprobar a diario no xornal, dista moi lonxe da realidade práctica. As estafas, os abusos, a falta de transparencia e o aproveitarse da información confidencial son feitos que están á orde do día, como se o pudor que puidese espertar nas conciencias dos nosos dirixentes, grandes e pequenos, fose afogado sen contemplacións polo pensamento de “así son as cousas”

Temos unha palabra en hebreo,“Jexbón”, que é a chave no que respecta a pedir contas, tanto se te comiches un filete de tenreira no restaurante ou se queres analizar os orzamentos públicos. Precisamente, a nosa tradición fala dun “Din VeJexbón”, unha xustificación persoal ante un tribunal  que analizará a nosa “accountability”, a nosa responsabilidade coas nosas vidas (“Jexbon Hanefex”,a conta da nosa alma. que facemos máis intensamente cada Kippur). Xa podemos acender as velas de Xabat tódalas semanas ou repudiar toda combinación de Jalaví (lácteos) e “Basarí” (Carne) nun mesmo prato...que o primeiro que preguntará o tribunal será “fuches honesto nos tratos comerciais?”

Xa sexa para adecuación do Tabernáculo, ou para levar as contas da comunidade de veciños, os xudeus estamos obrigados a ter presente sempre o noso orzamento vital, a nosa responsabilidade, sexa a un nivel ético ou económico, político ou moral. E por suposto, temos o deber de pedir a “jexbón” cando cremos que as cousas non se fixeron ben e poñerlle solución se está na nosa mano (Tikkun Olam).

Con la licencia de http://xudaismoengalego.wordpress.com/

jueves, 20 de febrero de 2014

Parashá Vaiakhel




Parashá Vaiakhel
Moshé transmitió a los bnei Israel los detalles de las órdenes del Señor relativas al Santuario y sus contenidos, pero primero enfatizó la santidad del Shabat, durante cuyo transcurso está prohibido efectuar cualquier trabajo. Cuando se les pidió que contribuyeran al fondo de construcción del Santuario, los benei Israel respondieron muy generosamente y cada individuo donó todo lo que pudo. Las mujeres capacitadas tejieron el material de lino. Los príncipes de cada tribu ofrecieron piedras preciosas para el pectoral, así como también aceite y especias para el incienso. Algunas mujeres donaron incluso sus espejos de cobre bruñido para la jofaina y su jarra.
Moshé hizo especial mención del hecho de que Hashem había elegido a Betzalel, de la tribu de Iehudá, un hombre sabio, comprensivo y de experiencia, para supervisar los detalles de la construcción. Fue ayudado por Oholiav, de la tribu de Dan, que eran un grabador y tejedor talentoso.
Las contribuciones para la construcción del Santuario fueron tan abundantes, que los trabajadores llegaron a informar que tenían más material del que necesitaban. Pronto, sección por sección, el Santuario y su contenido comenzaron a tomar forma. Se pidió entonces al pueblo que interrumpiera las donaciones.

Parashá Pekudei
Por orden de Moshé fueron calculados los gastos totales de la construcción del Santuario. La obra fue inspeccioanda y aprobada por él mismo, que luego bendijo al pueblo por su aporte a ese magnífico logro.
El primer día del mes de Nisán, casi un año despues de la partida de los judíos de Egipto, fue erigido el Mishkán bajo la supervición personal de Moshé, y los elementos fueron dispuestos en su interior en el orden prescripto.
Una nube cubría el Mishcán, que estaba rodeado por la glora de Hashem. Cada elevación de la nube indicaba el deseo de D-s de que los israelitas continuarán su viaje. 

Lilmod ULelamed