jueves, 6 de julio de 2017

Balak (Bamidbar 22:2 -25:9)


Balak, rey de Moav, vió con angustia la victoria de los israelitas sobre los emoritas. Temiendo una invasión a su propio reino, concertó una alianza con sus antiguos enemigos, los midianitas. Luego envió mensajeros a Bilam, de Petor, un famoso hechicero, para solicitarle que maldijera a los israelitas. Bilam pidió a la delegación que se quedara con él toda la noche para darle tiempo de consultar a D´s si podía cumplir con el pedido. Durante la noche fue advertido por el Señor que no fuera con los enviados, de modo que los envió de regreso.
Pensando que una invitación más tentadora resultaría efectiva, Balak envió una segunda delegación, más numerosa y de mayor prestigio, que ofreció a Bilam grandes honores y recompensas si cooperaba. El hechicero, obviamente motivado por su codicia personal, le pidió que permanecieran con él hasta que pudiera recibir nuevamente las instrucciones de Hashem.
Esta vez recibió autorización para ir, pero a condición de que hablara solamente como el Señor le indicara. Balak encontró a Bilam en la orilla del Río Arnón y lo llevó a una ciudad cercana para asistir a una fiesta en su honor. Al Dia siguiente llevó a Bilam a una colina sagrada para los adoradores del Baal, desde donde podía ver parte del campamento israelita. Después, Bilam y Balak sacrificaron un carnero y un buey en cada uno de los siete altares, y Bilam le dijo a Balak que permaneciera cerca de al ofrenda ardiente mientras él se retiraba para consultar a D´s. A su regreso pronunció su primer discurso: "¿Por qué he de maldecir yo al que D´s no maldijo?", preguntó. "...He aquí un pueblo que habitará solitario y no será considerado entre las naciones".
Disgustado por la inesperada alabanza que hizo Bilam de los israelitas, Balak lo llevó a la cima del monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero una vez más Bilam decepcionó a Balak al declarar que Hashem no quebraría Su promesa de bendecir a Israel y que ningún tipo de magia prevalecería sobre ese pueblo. Balak, desesperado, pidió a Bilam que desistiera de maldecir o bendecir a los israelitas. Antes de partir, sin embargo, Bilam predijo la soberanía de Israel y la condena de Moav, Edom, Amalek y demás enemigos del pueblo judío.
Luego, los israelitas acamparon en Shitim. Allí, las mujeres paganas de Moav, aconsejadas por Bilam, tentaron a los israelitas a unirse a ellas en al adoración de Baal  y participar en una orgía idolátrica e inmoral. Moshe sentenció a muerte a los pecadores y una plaga se difundió entre la congregación. Pinjas, el hijo de Elazar, el Cohén Gadol, presenció un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita y una mujer midianita. Defendiendo fanáticamente las leyes del Señor, ejecutó a ambos pecadores. La plaga cesó sólo después que hubieron perecido veinticuatro mil miembros de la congregación.


G  A  L  E  G  O

Balak, rei de Moav, vió con angustia a vitoria dos israelitas sobre os emoritas. Temendo unha invasión ao seu propio reino, concertou unha alianza cos seus antigos inimigos, os midianitas. Logo enviou mensajeros a Bilam, de Petor, un famoso feiticeiro, para solicitarlle que maldixese aos israelitas. Bilam pediu á delegación que se quedase con el toda a noite para darlle tempo de consultar a D´s si podía cumprir co pedido. Durante a noite foi advertido polo Señor que non fóra cos enviados, de modo que os enviou de regreso.
Pensando que unha invitación máis tentadora resultaría efectiva, Balak enviou unha segunda delegación, máis numerosa e de maior prestixio, que ofreceu a Bilam grandes honores e recompensas si cooperaba. O feiticeiro, obviamente motivado pola súa cobiza persoal, pediulle que permanecesen con el ata que puidese recibir nuevamente as instrucións de Hashem.
Esta vez recibiu autorización para ir, pero a condición de que falase soamente como o Señor indicáselle. Balak atopou a Bilam na beira do Río Arnón e levouno a unha cidade próxima para asistir a unha festa no seu honor. Ao Dia seguinte levou a Bilam a un outeiro sagrado para os adoradores do Baal, desde onde podía ver parte do campamento israelita. Despois, Bilam e Balak sacrificaron un carnero e un buey en cada un dos sete altares, e Bilam díxolle a Balak que permanecese preto da o ofrenda ardente mentres el retirábase para consultar a D´s. Ao seu regreso pronunciou o seu primeiro discurso: "Por que hei de maldicir eu ao que D´s non maldixo?", preguntou. "...Velaquí un pobo que habitará solitario e non será considerado entre as nacións".
Disgustado pola inesperada alabanza que fixo Bilam dos israelitas, Balak levouno á cima do monte Pisgá esperando resultados diferentes. Pero unha vez máis Bilam decepcionó a Balak ao declarar que Hashem non crebaría A súa promesa de bendicir a Israel e que ningún tipo de maxia prevalecería sobre ese pobo. Balak, desesperado, pediu a Bilam que desistise de maldicir ou bendicir aos israelitas. Antes de partir, con todo, Bilam predijo a soberanía de Israel e a condena de Moav, Edom, Amalek e demais inimigos do pobo xudeu.
Logo, os israelitas acamparon en Shitim. Alí, as mulleres paganas de Moav, aconselladas por Bilam, tentaron aos israelitas a unirse a elas na o adoración de Baal e participar nunha orxía idolátrica e inmoral. Moshe sentenciou a matar aos pecadores e unha praga difundiuse entre a congregación. Pinjas, o fillo de Elazar, o Cohén Gadol, presenciou un acto flagrante de inmoralidad entre un israelita e unha muller midianita. Defendendo fanáticamente as leis do Señor, executou a ambos pecadores. A praga cesou só despois que houberon perecido vinte e catro mil membros da congregación.